No puedo empezar esta entrada sin decir que una vez más he
aprendido algo. Por ello haré un breve análisis de aquello que me ha parecido
más significativo, porque aprender hemos aprendido todos, pero ¿Qué vamos a llevar
al aula en un futuro?
Comenzando con la primera actividad he concluido que todas
las personas hablamos para comunicar algo, entender, razonar, discutir y
dialogar, y todo esto está metido dentro de la comunicación de forma inamovible.
Es muy importante que podamos comunicar lo que queremos, y es igual de importante
entender lo que otros nos comunican. Es por ello por lo que todo ser humano ha
de aprender a expresarse, primeramente, de forma oral. Después hay más posibilidades.
En un aula es necesaria que haya comunicación entre todos los que integran esa
aula, la educación comunica y en la educación hay comunicación. Por tanto, como
futuro maestro, uno de mis objetivos fundamentales es establecer una comunicación
de calidad con mis alumnos y entre los propios alumnos. Ya que tenemos orejas y
sobre todo capacidad de razonar, vamos a hablar.
Pero no podemos hablar de algo que no nos interese, es
necesario que en el aula se hablen de temas que interesen a los alumnos/as, ya
que si no interesan no conseguimos que haya un punto final de cada situación
comunicativa, no apreciaremos el mismo empeño y la comunicación no será tan
rica.
Una vez que hablamos, al ser humano nos da por escribir lo
que podemos hablar. Es diferente, es especial y cada forma de comunicación
tiene su particularidad, y partiendo de la lectura, llegamos a alcanzar aquello
que puede ser tan especial, como una buena lectura. La lectura nace por
necesidad. Cuando un ser humano ve letras comienza a pensar que significan, y
por tanto, comienza su intento por entenderlas. La lectura y la expresión oral
en Primaria afianzan tantos valores, competencias y experiencias que ponen a
estas dos ramas del lenguaje en una posición más que obligatoria necesaria.
La lectura, al igual que el diálogo, ha de ser acerca de
temas de interés. Como maestro pienso que todo empieza a partir del interés, si
los alumnos/as leen algo que les interese, en un futuro leerán cualquier texto,
sin importar el tema, porque lo mejor que hace la lectura es abrirte a nuevas
posibilidades. Pero es importante comenzar con lo que nos gusta, después y
podremos pensar otras opciones.
Antes de comenzar el curso no sabía la de posibilidades u
opciones para trabajar la lectura en clase. Cuando era pequeño en clase a todos
nos mandaban el mismo tema y nos lo teníamos que leer. Eran de tipo narrativo,
la mitad de ellos me aburrían, y aunque hoy en día me gusten, en ese momento no
me apetecía leerlo, no me interesaba, la lectura aún no había penetrado en mí,
abriendo a mi mente a todas las posibilidades, aceptando cualquier formación de
palabras con sentido. Quizá sea muy difícil adecuar una lectura a los gustos de
toda la clase, pero no nos podemos olvidar de que la motivación, la ambientación
y el momento, son tres factores que pueden llegar a hacer que algo que no nos
interese inunde nuestra mente de deseos por conocerlo. Es como un apetito de
lectura constante, que revuelve nuestra mente a partir del primer bocado de
buena lectura que nuestro cerebro procesa.
Si sigues el hilo de esta entrada te darás cuenta de la
progresión lingüística que transcurre desde que hablamos, leemos y después escribimos.
A mí siempre me ha encantado escribir, no sé si lo hago
bien, porque no se puede medir fielmente la forma de escribir de una persona,
puede que sus oraciones no tengan sentido para nadie, y que para él signifiquen
más de la mitad del mensaje de su texto. Es un tema muy relativo. Como futuro
maestro, creo y creeré en la escritura libre. Que escriban lo que más les apetezca,
no es necesario que todos escriban poesía, o un cuento, para poder llevar a
cabo el trabajo en la escritura, de hecho, es mucho más interesante mezclar
ideas, sintetizarlas, compartirlas, degustarlas… Una buena forma de trabajar en
una clase por igual sería comenzar hablando de un tema de interés, leer algo
acerca de ello y después escribir aquello que nos ha sugerido. En cualquier asignatura es necesaria la
motivación, sin motivación no se desarrolla la clase, se estanca y se separa
entre los que les interesa y a los que les da igual.
Yo comencé a escribir porque me apetecía, tenía la necesidad
de reflejar aquello que pensaba, aunque nadie lo leyese yo escribía, hubiera
sido precioso haber encontrado un momento para compartirlo. Pero la escritura
es algo que nace desde un sentimiento, que si no se tiene es como intentar
hacer fuego con agua y nada más. Ya no escribo nada que salga de mí, y tengo
tantas ideas… me encantaría compartirlas con gente que le importase, que no esté
metida en los blogs y redes sociales, ya que ahí no escribo igual. Me he
carteado con mi novia, he escrito cuentos, ensayos, poesías, incluso teatros,
pero actualmente no hago nada. Y me da mucha pena, porque tengo tanto dentro,
pero me cuesta tanto sacarlo, que me he refugiado en una entrada más de un blog
para manifestar las ganas que tengo de volver a escribir, pero no sé qué me
falta, porque bolígrafo y papel si tengo.
Dejando atrás mi reflexión, pienso que el alumno/a debe
escribir lo que quiera, como maestro me va a interesar todo aquello que
escriba, aunque me hable del Fornite, del mundial de Rusia o de lo que quiere a
su madre; como maestro tengo el deber de mostrar el interés que anhela ese
pequeño escritor, con grandes ideas y temas, y quizá esa sea la mecha para que
alguien nunca deje de escribir.
La ortografía y la semántica se adquieren trabajándolas, y
que mejor manera de trabajarlas que haciendo un poco de caso a los tres temas
anteriores (comunicación oral, lectura y escritura). Puede llegar a ser hasta
un tema de interés social el de escribir bien, es una desgracia que haya gente que
exprese unos sentimientos, unas ideas, y unas razones tan bonitas, pero con
faltas de ortografía. Yo dejé de cometer faltas de ortografía a la edad de 12 años,
y leía muchísimo. No quiero decir que haya una cifra de libros que tengas que leer
para no cometer estas faltas, simplemente cada persona que lee experimentará un
momento en el que la palabra cala en esa persona, y ama tanto la palabra que
hasta tu cerebro ha aprendido a escribirla correctamente. Corregir las faltas
de ortografía es un deber fundamental del maestro, pero no abogo por el método
de repetir aquello en lo que se ha fallado, hay muchas más posibilidades, como
escribir algo diferente que incluya esa palabra, o jugar a ver quién crea más
oraciones con esa palabra. No hay que tener miedo a fallar, sino a no querer
recapacitar, y la palabra es una característica tan apegada al ser humano que
es necesario respetarla.
Y para finalizar este artículo, tengo que hablar de la
última parte que comprende la asignatura: la morfosintaxis. Cuando la conocí no
me calló nada bien, me parecía la parte más aburrida de toda la Lengua. Pero
más tarde, gracias a que suspendí Lengua en Bachillerato, una muy buena maestra
de academia hizo que analizase cualquier tipo de oración perfectamente. A
partir de ahí me di cuenta de que lo principal era que el alumno entendiese
para que sirve, incentivar el gusto por ello. Porque ponerse a hacer sintaxis
sin ningún motivo ni finalidad aparente es una pérdida de tiempo y de energía
que no es recomendable a ningún alumno/a. Por lo que, de verdad, si algún día
tengo la suerte de que esta entrada sea leída por un maestro, le ruego que
introduzca a sus alumnos a la morfosintaxis de una forma interesante,
motivadora e incluso divertida. Y esto ocurre en todo, y con esto ya termino,
un maestro es la vía del conocimiento, pero un alumno también, esa vía está
construida con un pavimento formado por motivación, interés, esfuerzo y mucho
amor. Sin estos ingredientes el maestro se convierte en un profesor más, que
imparte una clase aburrida, y en sus alumnos solamente provocará cara de
complemento circunstancial de aburrimiento.
Muchas gracias por todo lo que me comentáis en el blog, sin
vosotros no podría aprender más, y muchas gracias a mi maestra Irune, la cual
me ha formado en el tema lingüístico como un futuro maestro de élite, que
aunque me falte todavía un 99% por aprender, creo que he mejorado cada día.
Espero que os haya gustado.