La actividad práctica consiste en
plantear una actividad de comunicación
oral en gran
grupo atendiendo a la edad de los alumnos y especificando el tratamiento que se le
dará a toda la clase y, en especial, a dos niños: uno que no participa en los diálogos
orales y otro que no respeta, no escucha y habla continuamente para imponer su
punto de vista.
grupo atendiendo a la edad de los alumnos y especificando el tratamiento que se le
dará a toda la clase y, en especial, a dos niños: uno que no participa en los diálogos
orales y otro que no respeta, no escucha y habla continuamente para imponer su
punto de vista.
Al tener que plantear una
actividad de comunicación oral para toda la clase he elegido el tema de si
deberían o no, prohibir el fútbol en los
recreos de las escuelas-colegios-institutos.
Es un tema que causará interés
general a la clase, ya que muchos lo tienen como una rutina, pero otros lo
tienen como un momento en el que hay que vigilar que no te den un balonazo, o
que no tienes más compañeros/as para jugar a otro juego… Los motivos son varios,
y la experiencia real es global, todos tenemos puntos de vista acerca del
clásico juego de los recreos.
La clase con la que se llevará a
cabo la actividad será con la de 5º y 6º de Primaria. En el debate participarán
las dos clases, ya que la actividad es una actividad de gran grupo.
Partimos de que la clase ha
practicado la comunicación oral en grupo desde segundo ciclo de Educación Infantil.
Por ello los diálogos y debates que se realizan son de calidad; en
consecuencia, expondré que haría con los dos casos anteriores (no
participación; molestias) después de hablar del debate, nunca desarrollaré los tres
temas intrínsecamente, sí quizá con ejemplos en otros debates, pero no en este.
Esto quiero aclararlo porque no quiero desarrollar un guión de mi debate, no lo
veo útil, y prefiero tratar los tres temas por separado a especificar demasiado
con una situación y quedarme corto de tal forma.
Nosotros como maestros dejaremos
de hablar, sólo intervendremos en caso de que no se respeten las normas.
Nuestro único trabajo será el de escribir de forma esquemática sus ideas
conformen van expresándolas para poder hilarlas más fácilmente y no perder
ninguna.
Ya sabemos como podemos trabajar
la comunicación oral en nuestra aula (motivar a la participación, situaciones
reales, temas de interés, …) pero esta entrada no habla de ello, sino de una
actividad en concreto. Es por ello por lo que parto de que con nuestra clase ya
habremos trabajado el diálogo y el debate anteriormente, y lo manejamos con
destreza.
- Explica el contexto en el
que se realizará la actividad y las normas de respeto y convivencia que se
recordarán antes de empezar.
La actividad se llevará a
cabo en una sala de debates (que divide dos bandos de sillas, colocadas con una
inclinación oportuna que nos permita ver a todos y cada uno de los miembros del
otro grupo. Con una iluminación y una sonoridad apropiadas para que podamos
vernos y oírnos). La clase está acostumbrada a este tipo de actividades y tienen
en cuenta todas las normas básicas del diálogo y de los debates:
· Respetar al que habla: en
silencio, escuchándole atentamente.
· Hablar en tono adecuado.
· No hablar todos a la vez: por
ello se concederá turno de palabra a quién levante la mano. Habrá una persona
dedicada a ello, que tenga la habilidad de equilibrar los turnos de
participación de las diferentes posturas de diálogo-debate.
· Saber escuchar antes de
responder: es necesario pensar en lo que estamos escuchando para así mostrar
nuestra respuesta, no podemos decir la respuesta sin escuchar lo que nos dicen
ya que perderíamos el hilo del debate-diálogo.
· Pensar en lo que dicen los
demás: estamos construyendo una idea en común, aunque pensemos diferente. Por
ello tenemos que escucharnos y acoplar o descartar las nuevas ideas que vayan
surgiendo.
· Admitir las opiniones de los
demás: no podemos obcecarnos en nuestra idea inicial si los argumentos que nos
han demostrado nos han convencido, sino el debate-diálogo no avanza.
¿Cómo se llevará a cabo?
Se informará de que hay un
debate el día de antes, se explicará que participarán ambas clases y que el
tema será la prohibición del fútbol en los recreos. De esta forma se procederá
a decir que en el debate sólo habrá dos bandos posibles, el del SÍ y el del NO.
En ambos bandos se defenderán ideas comunes y diferentes, ya que no todos
opinan que sí por lo mismo, y viceversa. Ese día deberán decidir a lo largo del
día si irán a un bando o a otro y se lo comunicarán a su profesor al final del
día (con el objetivo de asignar y distribuir los sitios y el espacio). De esta
forma también podrán ir pensando argumentos, ideas o respuestas para el día del
debate, ya que algunos las tienen muy claras en cualquier momento, a otros el
tema quizá nos venga un poco más distante.
De tal modo al día siguiente
entraremos en el aula donde cada uno tendrá su puesto asignado, le día anterior
decidieron si irían a defender el SÍ o el NO. Por ello los maestros ya sabremos
con cuanta gente cuenta cada grupo. No atenderemos a que haya un equilibrio
entre el número de participantes por bando, puede que un bando minoritario sepa
defender mejor sus ideas que uno grande, la actividad será en gran grupo de
todos modos.
La norma del curso del
diálogo será que en cada turno un bando aporte la opinión de un miembro para
dar entonces el turno al otro bando. Sólo podrán intervenir dos miembros del
mismo grupo en el mismo turno en caso de que el segundo quiera aportar algo en
relación con lo que ha dicho el primero.
Se comenzará por el grupo
que opina que SÍ se debería prohibir el fútbol en los recreos. La decisión ha sido
tomada de esta forma ya que, al ser un tema nuevo, el turno de palabra lo
tienen los que responden a algo, que sugieren/piden que se suspenda el fútbol en
los recreos.
La estructura de la
exposición de ideas se hará de un modo deductivo, es decir de lo general a lo
particular, para al final hacer una síntesis de esas particularidades y llegar
a una conclusión general. Por ello el grupo que comienza diciendo que se
debería prohibir iniciará el debate con una idea general de por qué se debería
prohibir el fútbol en los recreos.
El profesor hará de guía en
caso de que el grupo se esté saliendo del hilo del debate, intercederá en caso
de que no se cumplan las normas y facilitará a los alumnos la motivación a
decir sus ideas. Pero su función principal será la de hilar ideas, agruparlas y
crear un esquema de estas en ambos bandos. Esto se hará con el objetivo de que el
profesor pueda incentivar a seguir un camino u otro en el debate, que no se
repitan ideas y que pueda acabar (con una conclusión) en menos de una hora. Es
decir, organizará las ideas al igual que los alumnos/as, pero él/ella con ese
toque de conocimiento que nos separa del alumno/a. No obstante, los alumnos
también tendrán que hacer sus propios planos del debate para organizarlo y no
perderse. El profesor ya ha trabajado en la organización y secuenciación de
ideas en los debates antes con ellos, pero que él lo siga haciendo es una forma
de asegurar la estructura del debate.
El maestro está informado
del tema, sabe de lo que hablan porque ya se lo ha estudiado antes, podrá
sorprenderse con alguna aportación nueva, pero ya sabrá de antemano que tierras
pisa.
Su función es no perder el
hilo del tema, facilitar que la aproximación a la conclusión sin olvidar ni
desprender las ideas. Motivar a que participe todo el mundo y escuchar con
atención para evaluar las competencias de comunicación oral en sus alumnos/as.
Al seguir una estructura de ideas deductivas el hilo de la conversación estará
más a salvo que si partiésemos de particularidades hasta una idea general.
Una vez extraídas todas esas
ideas particulares al final de nuestro debate el profesor ayudará al grupo entero
a relacionar esas ideas para llegar a una conclusión general. Que al haber
construido un esquema de desarrollo del debate a la vez que lo realizaban le
resultará una tarea un tanto más fácil.
Habrá una persona dedicada a
la concesión de turnos de palabra como ya he explicado anteriormente.
¿Qué hago con el que no
participa?
La participación será apremiada
por parte del profesor. No sólo con calificativos sino con palabras, que valen
más que cualquier signo en una hoja de evaluaciones. Por ello se dará premio a
la participación, motivándoles con las respuestas que den.
La motivación será la respuesta
ante un acierto y para un error. Ante una participación positiva la recompensa
puede ser de tipo reconocimiento grupal (ya que esto siempre motiva en los
casos en los que no se está acostumbrado a triunfar). En caso de que no
participe se le motivará a ello, y en caso de que sí lo haga se le motivará a
continuar. La forma de motivar dependerá de cada alumno, por eso el profesor
tiene que conocer a su grupo, es fundamental. Empatizar la actividad con el
propio alumno por así decirlo, crear ese puente o conexión entre el alumno y el
tema a tratar para hacerle entender que puede aportar, y mucho. Hay muchos
casos por los que el alumno no participa, fundamentalmente giran en torno al interés
hacia el tema; hay otros motivos como la timidez, que la podemos trabajar de
formas muy interesantes, pero comenzaríamos fuera del contexto de la actividad de
clase.
¿Qué hago con el que
interrumpe, molesta y no escucha a los demás?
También habrá motivación para que
participe de forma positiva. Claro que, es una actividad grupal y es voluntario
no participar en ella. Si no está conforme con participar de forma correcta, respetando
las normas de diálogo y debate, podrá decidir ir a otra aula a hacer otra
actividad; sin embargo, lo principal es no tener que llegar a la situación en
la que el alumno/a tome esta decisión, ya que nuestra misión en ese momento es
motivarle a participar fomentando un acuerdo en grupo o una conclusión.
No podemos hacer que lo haga bien
en el mismo momento en el que lo hace mal, no podemos corregirlo al instante,
tenemos que trabajar de otra forma con él/ella.
Por ello con este alumno/a
tenemos que hacer un trabajo de refuerzo siguiendo las mismas pautas que
seguimos cuando enseñamos a sus compañeros el diálogo y el debate:
- Crear un contexto lingüístico estimulante y motivador en
todos los aspectos: tenemos que buscar lo que le gusta, y hacerle entender que
puede participar en temas ajenos a su interés gracias a la brillantez de sus
ideas.
- Hablarle sin provocar respuestas estándar.
- Repetirle correctamente el mensaje sin corregirle y no llamarle la atención en el grupo sobre su posible retraso o trastorno.
- Formar un clima de confianza: es fundamental que el profesor intime con los alumnos/as, que conozca al grupo. Para orientar el aprendizaje de sus alumnos/as con mucho más tacto, sensibilidad y acierto.
- Proporcionarle situaciones de diálogo: tenemos que crear este tipo de situaciones. Nunca es mal momento para hablar de algo interesante.
- Buscar estímulos interesantes: si les mostramos contenidos aburridos es probable que perdamos la atención y la actitud ante el diálogo con mayor facilidad.
- Hacer preguntas breves que permitan respuestas largas.
- Diversificar los temas de conversación.
- Respetar el turno de palabra o la expresión espontánea del grupo.
- Enseñar al niño/a en el uso de la lengua oral con todo tipo de intercambios verbales y en todo
momento, sea cual sea el área de trabajo.
- Crear múltiples situaciones comunicativas: individual con el maestro, en pequeños grupos, con toda la clase...
- Mediar ante el niño para que pase de un comportamiento lingüístico espontáneo al
comportamiento lingüístico "cultural".
- Hablarle sin provocar respuestas estándar.
- Repetirle correctamente el mensaje sin corregirle y no llamarle la atención en el grupo sobre su posible retraso o trastorno.
- Formar un clima de confianza: es fundamental que el profesor intime con los alumnos/as, que conozca al grupo. Para orientar el aprendizaje de sus alumnos/as con mucho más tacto, sensibilidad y acierto.
- Proporcionarle situaciones de diálogo: tenemos que crear este tipo de situaciones. Nunca es mal momento para hablar de algo interesante.
- Buscar estímulos interesantes: si les mostramos contenidos aburridos es probable que perdamos la atención y la actitud ante el diálogo con mayor facilidad.
- Hacer preguntas breves que permitan respuestas largas.
- Diversificar los temas de conversación.
- Respetar el turno de palabra o la expresión espontánea del grupo.
- Enseñar al niño/a en el uso de la lengua oral con todo tipo de intercambios verbales y en todo
momento, sea cual sea el área de trabajo.
- Crear múltiples situaciones comunicativas: individual con el maestro, en pequeños grupos, con toda la clase...
- Mediar ante el niño para que pase de un comportamiento lingüístico espontáneo al
comportamiento lingüístico "cultural".
Pienso que siempre que haya un
trastorno (por decirlo de alguna forma) en la realización de estas actividades
de comunicación oral, nuestro mejor recurso será la motivación.
¿Cómo voy a evaluar la
actividad?
La evaluación estará muy ligada al
cumplimiento de normas y recomendaciones para realizar un diálogo-debate. Para conseguir
el aprobado será necesario participar al menos una vez, ya sea para aportar una
nueva opinión, para rebatir otra o complementar una idea. Es difícil que en una
hora puedan hablar 60 alumnos, pero se puede conseguir, agilizando el diálogo y
fomentando la participación total.
Se prestará atención a las nuevas
aportaciones y la forma de defender o rebatir algo, es ahí donde el profesor podrá
evaluar competencias más específicas. La forma en la que se desarrolle el
debate tendrá mucho que ver con la capacidad que tienen los alumnos/as de
resolverlo siguiendo el hilo de este.
No puedes evaluar a todos los
alumnos por igual, tienes que observar el progreso de cada uno y la forma de
desenvolverse en la actividad, valorando sus capacidades individuales, por lo
que la evaluación se realizará de modo individual.
Tenemos que evaluarnos también
nosotros y ver si hemos conseguido o cumplido ese componente motivador que nos
acompaña como maestros.